Primero, hay que determinar el origen del problema. Lo más recomendable es contactar con el seguro de hogar, si se tiene, para que envíen un perito y evalúe la situación. En caso de no tener seguro, se debe comunicar al responsable o administrador de la comunidad para que el seguro de ésta envíe un perito. Éste determinará el origen del daño. La causa puede estar en la propia casa del afectado o en la de un vecino. Pero si el origen del problema está en una zona común o de estructura del edificio, entonces es responsabilidad de la comunidad.
En el caso de viviendas alquiladas, la situación se complica, porque hay que determinar si la responsabilidad es del dueño, por no realizar un mantenido adecuado del inmueble, o del inquilino, que tendrá que demostrar que no ha actuado con negligencia, que el daño se ha producido por un hecho fortuito o por falta de mantenimiento de la instalación. Es importante recordar que el inquilino debe informar de cualquier desperfecto al propietario, y el propietario tiene la obligación de subsanarlo y mantener la vivienda en condiciones de habitabilidad.
Si la avería afecta a otras viviendas o a zonas comunes de la comunidad, la interpretación de la ley puede ser algo confusa. Hay quien defiende que el propietario de la vivienda es el único responsable, pero otros expertos opinan que tanto el propietario como quien habita la casa deben responder ante el siniestro. En cualquier caso, si los daños afectan a varios vecinos o a todo el edificio, es conveniente ponerse de acuerdo para reclamar de forma conjunta, incluso a través de la comunidad de propietarios si afecta a todo el edificio.